A pesar de lo profundo que me he llegado a hundir, al final siempre he logrado salir adelante por mi cuenta.
Cada vez que me encuentro ahí, sentado en el oscuro rincón, esperando que me extiendas tu mano para levantarme, yazco un tiempo, sin respuesta, hasta que termino sacando de mi interior la fortaleza suficiente para ponerme de pie y continuar.
Aunque he estado tan cerca de perecer, tantas veces, al final arranco de mí la debilidad y el helado sentimiento que me encadenan al abismo, y me coloco de nuevo en la punta de la montaña; alzo la frente y clavo la mirada en la distancia.
Estos han sido tiempos difíciles, pero, al final, he logrado pasar a través y conservar mi respirar. Ahora sólo queda continuar, sin mirar atrás.