Pedazos de mí

Cada vez que me salgo de mí y me miro, me observo, veo pedazos.
Cada vez que trato de entenderme, de tenerme, veo pedazos.
Cada vez que me detengo un momento a pensar, veo pedazos.
Pedazos de mí.

Una vez más me siento y trato de dejar mi mente en blanco. Respiro hondo y exhalo. Cierro los ojos, dejo de sentir y me concentro en nada. Es entonces cuando las cosas trascendentes e importantes saltan al pesebre de la mente. Es entonces cuando se descubre lo que nos tiene cautivados, atrapados.

Es un ejercicio interesante, muy interesante: sentarse, dejar de mirar, dejar de vivir por un momento. Es como pausar la existencia, como detener el tiempo, detener el espacio. Inténtalo algún día. Hazlo y, mientras tanto, escucha tu respiración, trata de sentir el latir de tu corazón, de palpar la sangre recorriendo tu interior.

Y si lo logras y obtienes esa blancura, esa claridad y ese vacío en tu concentración, ponte atento a lo primero que rompa la burbuja y se anide nuevamente en tu pensar. Pon mucha atención.

Puede ser una cosa. Pueden ser miles. Puede que sea la persona más importante para ti la que se dibuje en tu mirada, o puedes ser tú mismo, en una situación determinada. Puede que visualices tu pasado, tu presente, o tu futuro. Puede que obtengas un recuerdo, o un invento. Puede que sean ideas, imágenes, palabras. Puede que no tengas nada.

¿Sabes qué vi yo? Un caos, una confusión. Vi una especie de tornado, un torbellino de piezas, de trozos, de pedazos, pedazos de mí, pedazos de mi vida, de mi historia, de mi ser, de mí; pedazos del camino que he trazado, y del que puedo continuar; pedazos de humanidad, de monstruosidad, de locura y cordura: pedazos de mí.

He encontrado un nuevo punto de vista, un nuevo enfoque para verme a mí mismo. He encontrado que soy un rompecabezas, un rompecabezas cuyas piezas se encuentran, la mayoría, aquí conmigo. Pero hay varias, por no decir muchas de ellas, que se han perdido. Y digo que se han perdido no porque no sepa dónde están, sino simplemente porque ya no están en mí. Siguen siendo pedazos de mí pero no están en mí… Están en ti.

He descubierto que hay pedazos de mí que he dejado en otros, en aquellos que han compartido conmigo un trozo de vida, aquellos que han estado a mi lado, de un modo u otro.

He descubierto que he dejado en ellos un pedazo de mí, y que ellos han dejado también su parte aquí.

Cada uno de nosotros es un rompecabezas. Todos estamos rotos, despedazados. Pero hay algo importante que debes comprender:

tu objetivo en la vida no es recuperar todas tus piezas para armarte de nuevo. Tu propósito es perder las más que puedas, y llenarte con las piezas de otros como tú, de modo que, aunque quede poco de ti al final, tengas mucho de mí y de los demás, para poder armar con ello lo que tu imaginación pueda alcanzar.

1 Comentario

  1. http://leon0sjca.blogspot.com/2010/04/pedazos-de-todos-pedazos-en-todos.html

    … Todos somos un rompecabezas completo el cual se desperdiga en la mesa de la vida junto con los rompecabezas de cada individuo y nuestra misión es identificar las diversas piezas que nos topemos, valorarlas e ir construyendo nuestra imagen como un rico collage formado de los más diversos elementos, sin perder las piezas propias que nos dan identidad y cediendo a los demás nuestra pieza que pudiera darle un toque final a otros rompecabezas.

Deja un comentario