Un día cualquiera

Hoy es un día cualquiera; ayer fue un día cualquiera. Mucha gente no lo considera así, pero para mí, son solamente días.

Hoy es primero de enero, y como muchos dicen, un nuevo año comienza. Para mí, sólo un nuevo día comienza.

No entiendo por qué la gente celebra el año nuevo. No comprendo cuál es ese afán de aplaudir al hecho de que se ha terminado un enorme bloque de trescientos sesenta y cinco días. No lo entiendo. Hay quienes dicen que hay que celebrar un año más de estar vivos, pero entonces me pregunto, ¿no cumplimos acaso un año de estar vivos cada día, respecto al mismo día del año pasado? Podríamos celebrar el año nuevo el 20 de octubre, por ejemplo, y no habría una diferencia esencial. El año nuevo es sólo un número, es únicamente una fecha acordada. Nuestro año podría iniciar el primero de mayo si quisiéramos, y seguiríamos celebrando un año respecto al primero de mayo anterior. No tiene mucho sentido para mí.

Hay quienes dicen que es una fecha para celebrar y estar con la familia, con los amigos. No lo entiendo. Yo creo que todos los días son para estar con las personas que queremos. No le encuentro mucho sentido promover la unión y fraternidad únicamente en una fecha específica. Para mí es algo simplemente social. Todo mundo lo hace. Ya se han formado costumbres y tradiciones, aunque éstas suelan ser huecas en realidad.

Por otro lado, me pregunto: ¿por qué celebrar cada AÑO? ¿Por qué esa unidad de tiempo? Creo que para responder a este cuestionamiento es necesario comprender un poco al hombre. Nuestra vida la medimos en años; nadie mide su edad en sexenios, o décadas. El año es un periodo significativo en magnitud para el hombre, y creo que por eso festeja esa unidad. Un mes no es gran cosa, una semana mucho menos, un día es fugaz. Es común tornar la mirada hacia atrás con una sutil melancolía y decir: “ya pasó un año”, “hace un año que…”. Lo sé, lo entiendo, y creo que por eso celebramos el año nuevo, y no el mes nuevo, o la nueva década.

Mi siguiente cuestionamiento tiene que ver con los ‘propósitos de año nuevo ¿Por qué existe semejante cosa como son los propósitos de año nuevo? ¿Por qué proponerse metas de año nuevo? Es algo que llevo mucho tiempo sin comprender. ¿Por qué esperar a fijarse un objetivo hasta el 31 de diciembre?, ¿por qué no simplemente proponerse algo y lograrlo? Además, es muy cierto también que casi nadie alcanza sus propósitos de año nuevo, y termina planteando el mismo objetivo para el año siguiente: comprar una casa, ganar mejor dinero, bajar de peso, conseguir pareja, hacer ejercicio, subir calificaciones, ser más amable, etc. Todo ese tipo de cosas que uno pretende y que rara vez alcanza, porque se queda estancado como un ‘propósito’ y nunca se materializa. No lo entiendo. Muchos se los proponen por la mera tarea de hacerlo, porque todo mundo tiene propósitos de año nuevo. Pero únicamente dicen: “bueno, para este año nuevo voy a…» y ahí se pierden. Uno los plantea, o incluso los escribe, pero nunca hace nada para alcanzarlos. No lo entiendo.

¿Por qué hacer de un día cualquiera algo tan pomposo y rimbombante? Para mí no existe el año nuevo. Para mí no existen los propósitos de año nuevo. Para mí no significa nada decir ‘feliz año nuevo’, o ‘te deseo un próspero año nuevo’. Para mí esas son sólo frases sociales provenientes de la tradición. ¿Por qué esperar hasta que termina un periodo tan largo para desearle bien al prójimo? No lo entiendo.

Para mí no existe el año nuevo; para mí existe el día nuevo, la hora nueva, el minuto nuevo, el instante nuevo.

Para mí no existe el “año nuevo, vida nueva”; para mí existe la posibilidad de siempre poder crear una nueva vida, de siempre poder cambiar, de mejorar.

Para mí no existen los propósitos de año nuevo; para mí existen los propósitos y metas, no importando si son mis objetivos de hoy, de mañana o de la próxima semana.

Para mí no existe el próspero año nuevo; para mí existe la vida próspera, que siempre se puede alcanzar, no dependiendo del día que sea sino de la voluntad.

Para mí no existen “mis mejores deseos para este año que comienza”; para mí existe el apoyo sin importar qué día sea, sin importar si es verano o es invierno.

Para mí el año nuevo no es más que un día cualquiera, y creo que no necesitamos que transcurran trescientos sesenta y cinco días para mejorar nuestras vidas, o para fijarnos metas y alcanzarlas, para estar con los seres queridos, o para apreciar el tiempo que hemos vivido.

No esperes al primer día de enero para valorar un año más de vida. Mejor aprecia un día más de vida cada vez que abres los ojos por las mañanas y puedes ponerte de pie para seguir viviendo.

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