Humeantes Escombros

Estoy en un punto decisivo; he llegado al límite. Me detengo por un momento y me doy cuenta de que, simplemente, ya no puedo continuar. Hay algo en mi interior que me está matando, poco a poco, como una tremenda plaga que va desgastando mi vitalidad a cada paso, a cada respirar.

Una parte de mí se está marchitando, está arrancando mis fuerzas, me está despedazando.

Debo deshacerme de aquel que te ama, quien de todas formas ya no quiere vivir más. Debo liquidarlo, ejecutar a esta fracción de mí quien de alguna forma te pertenece, este absurdo sujeto quien ahora sólo ansía morir bajo el cobijo de las sombras y el olvido. Con lágrimas en los ojos y con todo el dolor del mundo, me doy cuenta de que debo destrozar a este viejo corazón agonizante, antes de que sea incapaz de hallarlo después entre los humeantes escombros.

Sé que debo acabar con este trozo de mí que tanto te quiere, aunque pierda para siempre lo mejor que alguna vez hubo en mí. Tengo miedo de quedar desgarrado para siempre, irreparable, pero si no hago algo ahora, tal vez no quede nada al final.

Debo envenenar a quien te adora, quien de todas formas ya está muerto, muerto desde que te fuiste para nunca volver. Temo por lo que vendrá cuando esto acabe, cuando cumpla con el trabajo; temo por lo que quedará de mí cuando me deshaga de lo único que me hizo realmente sonreír.

Puede que mi mirada se vuelva turbia y mis entrañas se sequen para siempre; puede que mi espíritu se apague y no haya marcha atrás, pero no hallo otra salida de esta monstruosa tempestad: si debo volver a las fauces de la oscuridad para seguir en pie, entonces así será.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s