La Dama de las Estrellas

La Dama de las Estrellas, cuyo verdadero nombre es desconocido y seguramente impronunciable para nosotros, reside en el firmamento circundante a nuestro mundo, desde donde nos envuelve con su fuerza protectora y nos cobija con sus invisibles y nebulosos brazos y su bello vestido de fugaces y eternas luces estelares.

Durante siglos y milenios ha estado allí, mirándonos, admirándonos cautivada a nosotros sus hijos. Nos observa perpleja desde los altísimos cielos, siempre al tanto de cada uno de nuestros movimientos. Pero sobre todo, le fascina la magnificencia del amor. No hay nada que seduzca más sus sentidos que vislumbrar a una pareja tomada de la mano, fundiendo sus labios con aquella calidez que la Dama de las Estrellas nunca ha podido experimentar.

Nunca la hemos visto pero sabemos que está ahí. Muchos le hablamos en la oscuridad aunque nunca responde.

Pero de vez en cuando, la dama sopla.

Hay quienes creen que ella sólo está intentando quitar de su camino aquellos turbios nubarrones que se forman frente a sus ojos y que le impiden seguir contemplándonos.

Otros creen que está suspirando por el amor que nunca vivió ni vivirá en ella.

Pero nosotros creemos que en realidad se dirige a este fuego que yace en nuestros corazones. Pensamos que es capaz de ver más allá de la superficie, y que queda encantada por la danzante flama que se agita en nuestro pecho cuando nos encontramos con otra llama que baila al mismo ritmo y se ilumina con el mismo color.

Así es nuestro amor. Este fuego que arde dentro de mí se alza imponente cuando converge con tu bella y prístina flama, para después mezclarse con sus cromos y matices creando un maravilloso y deslumbrante espectáculo de resplandeciente fulgor. Eso es lo que pasa en nuestro interior cada vez que se hacen uno nuestros labios.

Creemos que la Dama de las Estrellas sopla desde lo alto contra nosotros, porque intenta desesperadamente levantar este fuego de la tierra y elevarlo hasta el infinito, con la enorme pero absurda añoranza de poder sujetarlo entre sus manos y poder empaparse de su profunda calidez. Es por eso que en ocasiones cuando nos tomamos de la mano o fundimos nuestros labios, que un repentino e intenso frío nos envuelve sin prefacio; no es más que el gélido aliento de la Dama de las Estrellas tratando de tener para sí una pizca de nuestro mutuo sentimiento.

2 Comentarios

  1. Ahora me pregunto ¿por qué me da frío cuando estoy sola? jojo, ntc.

    Mi estimado, no puedo negar que hoy dibujé una sonrisa en mi rostro al recordar como nació dicho escrito. Evidentemente es de mis favoritos, bueno entre muchos otros jeje
    El tiempo vuela, pero los recuerdos nos acompañan siempre 🙂
    Ingeniero Reynoso, sabe que lo admiro mucho y le deseo lo mejor. Continua siendo igual de trabajador y exitoso!
    Un abrazo TQ

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s