Hoy te traigo una práctica receta para reclutar a cualquier individuo, con previa penuria intelectual, a tu movimiento ideológico:
Convéncele de que, si acaso se considera una buena persona, tiene que apoyar tu causa, sin importar si ésta, en realidad, resulta ir en contra de la vida, la libertad o la justicia. Igual la defenderá. Idiotas útiles, les llaman.

