Es impresionante cómo pasa el tiempo, en un simple parpadeo. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? ¿Recuerdas cuando nuestras miradas se cruzaron por primera vez?
Cierra los ojos y regresa. Vuelve a ese momento, a ese instante. Retorna al principio de todo, al punto donde nuestras vidas se atravesaron tan fortuitamente. Ahora, avanza poco a poco hacia el presente por la línea del tiempo, recuerda nuestra historia, vívela.
Hemos pasado muchas cosas, muchas aventuras, y también dificultades. Hemos compartido nuestro andar a lo largo de un enorme sendero que se extiende vertiginosamente hacia atrás. En el trayecto hemos vivido infinidad de experiencias, tanto buenas como malas. Hemos compartido alegrías y tristezas. Hemos reído y llorado juntos, siempre juntos.
Mantén los ojos cerrados y recuerda, revive. Encuentra ese instante en el que nuestro sentimiento alcanzó su máximo esplendor. Deja que el recuerdo te absorba, te inunde. Vuelve a sentirlo, a respirarlo, déjalo ahogar tu interior. Enfoca tu atención en ello, en esa sensación de grandeza, en la magnificencia de ese sentimiento tan poderoso que es el amar. Vuelve a vivirlo, deja que toque una vez más tu corazón, aunque sea con el fino ápice de un sutil dedo. Respira profundo, olvida tu presente, y retorna a ese lugar, a ese tiempo. Hazlo realmente. Mira nuevamente en mis ojos, busca más allá de la superficie, da un salto a lo más hondo de lo que soy, de lo que somos.
No ha terminado. En nuestros corazones sabemos que el fuego vive, que las llamas todavía arden y danzan juntas, aunque en estos momentos parezca no ser así. La dama de las estrellas todavía nos mira, todavía se cautiva con nuestra existencia. Sabe lo que hay dentro de mí y de ti, y sigue soplando.
Hemos quedado atrapados en una mazmorra, perdidos en la penumbra, lejos uno del otro. Hemos dudado y nos hemos dejado atrapar por la confusión y la soledad. Hemos soltado nuestras manos, nuestro lazo. Pero seguimos ahí, en algún lugar, tratando de salir del laberinto. Nuestro fuego sigue ahí, muy adentro, luchando por seguir ardiendo, seguir viviendo.
Regálame un instante. Deja que me acerque a ti, que te envuelva con mis brazos; deja que te tome de la mano y que te mire sin dudar.
Deja que mi calor entibie tu exhalar.
Déjame tocar tu tez una vez más.Cierra los ojos y confía.
Recuerda y confía.Vuelve a mí y mira en mi interior, mira en el tuyo. No tengas miedo de descubrir que esto no ha terminado. Haz a un lado el dolor, escucha la música de nuestro reencuentro,
deja que tu cuerpo y el mío se balanceen sin esfuerzo.Recuerda, revive. Deja que te robe una vez más ese primer beso, y permite que tu corazón destrozado, confundido,
encuentre de nuevo el sentido de latir, lado a lado, junto al mío.